jueves, 14 de mayo de 2009

LA CONSTRUCCIÓN DE LOS CÓDIGOS DE EXPRESIÓN Y COMUNICACIÓN

El dominio del código escrito no es un
fin de la enseñanza sino una condición de la
expresión y la comunicación de los sujetos.
Los niños desde el primer ciclo deben descubrirse
productores de textos (Jolibert 1992),
pero inicialmente, estos pueden ser orales
o estar soportados en el dibujo, el gesto, la
imagen y la expresión corporal. La creación
de una historia (gráfica, gestual, verbal…), la
recreación de un relato, la explicación de un
acontecimiento, la presentación de una opinión,
etcétera, son actos fundamentalmente
de expresión y comunicación. Su naturaleza
implica que la atención y valoración por parte
del docente y de la escuela estén puestos allí y
no exclusivamente en el dominio de la técnica
o del código
en el que se soportan. Los proyectos pedagógicos
o en las situaciones didácticas que se configuren
en la escuela, debemos privilegiar aspectos
como lo creativo de la historia, la claridad en
la exposición de una idea, la innovación en la
formulación de una hipótesis, la consistencia
en la defensa de una opinión, más que
los aspectos técnicos del código en el cual se
apoya el acto de expresión: dibujo, pintura,
expresión corporal, lenguaje verbal.
Lo anterior no significa que los aspectos
relacionados con el dominio del código no
sean importantes. El código debe dominarse,
pero en función de una necesidad o un
deseo de expresar algo o comunicar algo a
alguien, o incluso para registrar ideas que no
se van a comunicar, como en el caso de un
diario o de un poema que está en proceso de
elaboración. La exploración del código debe
orientarse por parte del docente, debe existir
un trabajo sistemático para su apropiación,
pero ese trabajo didáctico se subordina a las
necesidades de expresión. Nótese que este
enfoque se distancia de la visión centrada en
el código, especialmente en los primeros años
de la escolaridad. La escuela tiende a tomarlo
como un fin y avanzar en su domino, a toda
costa, en independencia del sentido que pueda
tener su uso por parte de los niños. Si no hay
necesidades de expresión, la construcción
formal y muchas veces tediosa del código
carecerá de sentido y de valor para el sujeto.
Al contrario, si existen esas condiciones el
avance en el dominio del código será muy
fluido y tendrá sentido, pues habrá una razón
para aprenderlo.
La exploración del código supone un trabajo
intencional y sistemático, pero esto no
significa optar por una serie de rutinas que
produzcan aburrimiento y conduzcan a la
pérdida del sentido de expresión. Ya Comenio,
en 1630, afirmaba que el problema central de
la didáctica era la lucha contra el aburrimiento.
Optar por un enfoque, una perspectiva pedagógica,
es prioritario porque el aprendizaje de
los diferentes códigos (pintura, música, dibujo,
expresión corporal, lengua escrita) conlleva
procesos que avanzan en complejidad y en los
cuales están involucrados aspectos técnicos
que deben ser explorados de cierta forma. Para
ello existen ciertas rutas de exploración más
pertinentes que otras, derivadas de la investigación
acumulada en los diferentes campos de
la expresión. Este punto es importante de resaltar,
porque la construcción de la expresión
y sus correspondientes códigos no ocurren de
modo natural en los sujetos. El tipo de situación
o de proyectos, así como la orientación
pedagógica que se proponga, conducirán a
construcciones de cierto tipo. Por ejemplo, en
el caso de la construcción del sistema escrito,
el enfoque basado en la sicogénesis descrita
por Emilia Ferreiro (1979) tiene más sentido
y es mucho más conveniente que aquellas
concepciones basadas en una orientación de
corte fonético – silábico.
Lo anterior requiere hacer una aclaración
que puede ser de utilidad en la pedagogía del
lenguaje. Existen textos de carácter público
y otros de carácter privado. Los primeros se
refieren a aquellos mensajes que se producen
con el fin de ser comunicados, por ejemplo
una carta, una explicación, una opinión. Estos
son pensados de cara a un auditorio o a
un interlocutor real o potencial. El hecho de
estar referidos a un destinatario particular
le imprime ciertas características al texto: la
selección de un léxico, de una extensión, un
estilo, etcétera. El anclaje comunicativo le fija
unos límites. En el segundo caso, los textos no
se limitan por esas variables de la pragmática
de la comunicación sino que tienen un carácter
más flexible. En éstos, la creatividad puede
desbordarse mucho más que en los textos
orientados hacia un interlocutor real.
Lo anterior lleva a contemplar esta variable
a la hora de diseñar situaciones didácticas o
proyectos de trabajo con los estudiantes (
de expresión, investigación, escritura…). Es
importante prever el tipo de textos que se
producirán en un proyecto particular para
orientar el trabajo de exploración y aprendizaje
en función de su naturaleza, tanto de
los aspectos relacionados con la creatividad
y desarrollo del contenido (la historia) como
de los aspectos formales relacionados con el
código; el dibujo, la escritura, la expresión
corporal, la pintura, la música…

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Soy docente del distrito capital, me desempeño en el nivel de preescolar desde que me inicié como maestra. Disfruto tanto mi trabajo, que me considero una afortunada!!!, dado que me pagan por hacer lo que me gusta. He disfrutado todos estos años su energía y me he permitido contagiarme de su ternura, alegría, curiosidad y capacidad de asombro.